En el mundo del diseño de producto, los términos ‘sostenible’ y ‘social’ están entre los más utilizados en el último decenio. Probablemente porque ambos se consideran amplificadores de las virtudes de los objetos que van a a connotar, como garantes de un trabajo de calidad desarrollado para construir un futuro mejor: se consideran activadores de procesos de diseño capaces de contribuir al bienestar de una comunidad, o incluso de un país. Pero, desgraciadamente, a menudo se abusa de ello. Así, la etiqueta de diseño sostenible se adjunta con mucha rapidez a proyectos de reutilización y reciclaje, a menudo sin profundizar en los criterios y porcentajes de un eventual ahorro en el úso de materiales o energía, mientras que los diseños desarrollados según los cánones del diseño industrial son realmente pocos, fuera del ámbito de las escuelas o de los de carácter artesanal.
El proyecto de un refugio de emergencia, desarrollado por Andrea Paroli como tesis para la licenciatura en diseño industrial (curso 2011-2012), confirma solo en parte esta hipótesis —el diseño ha nacido en las aulas—, porque en este momento se encuentra en el buen camino para convertirse en un producto concreto: ha encontrado un empresario que está desarrollando el prototipo, mientras que el Ayuntamiento de Milán ha manifestado su interés en testarlo. Milán es, en efecto, la ciudad más sometida, y por más tiempo, al problema del frío, y también está considerada la capital italiana de la indigencia, con sus 13.155 sintecho (censo del 2011), de los que 500-600 duermen en las calles del centro, 1.152 en albergues municipales, privados y en centros de acogida, 3.300 en barrios marginales, zonas abandonadas y de barracas.
Además de por los aspectos meramente del diseño, se ha estudiado teniendo en cuenta las implicaciones sociales y territoriales, un factor importante para conducir a un tipo de realización concreta. La base de partida para el desarrollo de Pro.tetto ha sido la fascinación por el modo de vida de los sintecho, que ha proporcionado las ideas para posibles proyectos: casas portátiles, instalaciones para la higiene personal, viviendas desmontables para el que se encuentra sin casa de un día para otro. Se trataba, sin embargo, de ideas paradójicamente demasiado ‘estructuradas’, que hubieran sido difícilmente aceptadas por las administraciones municipales o por la población, pero también por los indigentes que prefieren una vida en la calle sin ningún tipo de vínculo.
Así que es mejor trabajar para combatir el rigor invernal que se deja notar sobre todo en los municipios del norte de Italia —del 15 de noviembre al 31 de marzo—, y que por cierto está en consonancia con la petición por parte de la Unión Europea de poner en práctica planes de emergencia contra el frío, con el objetivo de eliminar antes de 2015 el fenómeno de los sintecho, gracias también a la reinserción social de las personas que viven en una situación de grave marginación. La confirmación de que se estaba apuntando a un objetivo correcto provino de la constatación de que los grandes municipios italianos y las asociaciones de voluntariado no tienen kits de emergencia para el frío invernal: distribuyen sacos de dormir, mantas de lana, chaquetones, zapatos y ropa, pero que no aislan completamente del frío, el aire y la humedad, además de ser voluminosos y antieconómicos (basta pensar que un saco de dormir le cuesta 35 euros al Ayuntamiento de Milán).
Pro.tetto está pensado para integrar estas dotaciones estándar. En primer lugar, es un refugio inflable autoportante cómodo y desechable (dura alrededor de tres noches) que no puede convertirse en una vivienda permanente (por razones higiénico-sanitarias). La pequeña cámara de aire que se forma un vez inflado aisla el techo y evita la formación de humedad en el interior. También la forma se ha buscado para cumplir con este requisito fundamental, además de adaptarse a esos espacios reducidos y a resguardo, que por lo general eligen los indigentes, y que se encuentran en los intersticios de las ciudades. Es perfectamente simétrico, con lo que su úso resulta intuitivo; la entrada es frontal y puede estar en ambos lados, mientras que las puertas son herméticas a la entrada del aire.
Está constituido por tres cámaras de aire, mediante la termosoldadura de una película de PET metalizado en oro y plata, un material ya utilizado para las mantas isotérmicas de emergencia que permiten mantener el calor corporal manteniendo el lado plateado hacia el interior, mientras que con la parte plateada hacia el exterior, refleja el calor ambiental proporcionando sensación de frescor. La elección del oro para el exterior permite a los voluntarios identificar más fácilmente a los que duermen al aire libre, además de recordar a los distraídos transeúntes que también han de considerar a estas personas como habitantes de la ciudad. Otra característica importante es el precio de producción —este material cuesta tres euros el kilo— y el peso —dieciséis gramos por metro cuadrado.
Pero Pro.tetto no es solamente un refugio inflable: prevé una bomba de inflado, un colchoncillo aislante y una bolsa: el peso total es de 270 gramos, mientras que el volumen ocupado por la estructura cerrada es similar a la de una camiseta plegada. Paroli también ha pensado a la lógica distribución del kit, que debería darse a inicios del año, aunque sin el refugio inflable, que se proporcionaría sólo en las ocasiones de emergencia por frío. El potencial del producto es claramente grande, porque Pro.tetto puede ser usado en todas las situaciones de emergencia: en caso de terremotos y otros fenómenos naturales, en el ámbito deportivo, en lugar de la tienda de campaña para pocos días, en ocasiones de grandes eventos o encuentros nacionales. Es de esperar que estos potenciales sean atendidos pronto, de modo que, tras el la prueba realizada por el diseñador —en el jardín de su casa, vestido solo con un jersey de lana y expuesto a una temperatura de -3 grados—, se lleve a cabo el test en una ciudad entera, quizá en el próximo invierno.
Fuente: http://www.domusweb.it
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